domingo, 11 de mayo de 2014

NI TE LO PIENSES, SONRÍE.

Cuando ese sentimiento de alegría fluye por tu cuerpo, sientes que tu sonrisa surge sola, vas por la calle y hay quién te mira raro o mal porque de repente sale a pasear de forma in(espe)rada, de repente se te escapa de la cara, se te escapa de la cara y sin que puedas controlarla. Cuando ese sentimiento de alegría fluye por tu cuerpo son más grandes las ganas de sonreír y las fuerzas y las ganas de comerte el mundo, aumenta esa sensación de felicidad que te inunda el pecho, te ríes a más no poder, incluso por las cosas más tontas. Si me apuráis, no eres capaz ni de coger aire para respirar otra vez y de nuevo soltar una carcajada. Pero qué bonito es todo, qué bonita se ve la vida desde este punto de vista. Qué felicidad, qué ganas de vivir y no desaprovechar un solo segundo de esta "corta" vida. Qué ganas de luchar por lo que te pueda hacer feliz, sin más. Qué ganas de comerte el mundo, de salir a la calle con la cabeza bien alta y un cartel en la frente que rece: "Aquí estoy yo, no sé tú, pero...¡yo he venido a comerme el mundo!." Qué ganas de vivir al máximo cada momento, con energía, tanta energía como la que el sol desprende cada día, o más, más, incluso mucho más. Que sí, que durante muchos años he estado equivocado, ciego quizás y no me he dado cuenta, pero que ahora me he quitado la venda y lo veo claro, que si estamos aquí es para ser felices, para llorar y pasarlo mal ya habrá tiempo, o mejor dicho, que no lo haya, que le jodan a las lágrimas y a la señora tristeza. Eh, arriba siempre, sonríe, sonríe como nunca, que tu sonrisa sea el mejor adorno posible que lleves en tu cuerpo, que nada ni nadie te la borre, busca siempre un motivo para hacerlo, un por qué por el que mostrársela al mundo, y nunca, nunca, nunca, te canses de...

sonreír.