martes, 26 de febrero de 2013

Cuestionario: ¿Temáticas a la carta?.

¡Hola mi queridos lectores!, saludos para los que me leéis desde hace tiempo ya y mi mensaje de bienvenida para aquellos que se hayan incorporado hace poco, espero que os agrade y disfrutéis tanto como yo lo hago cada vez que empuño el boli.

En esta entrada quería hacer una mini encuesta, una especie de consulta a vosotros mis lectores, como sabéis, no tengo una temática fija o definida en las entradas que escribo, es decir, escribo sobre lo que pienso o siento en un determinado momento y lo plasmo aquí, de ahí la variedad de temas presentes en las distintas entradas. Pues bien, se me ha ocurrido que podríais vosotros seleccionar la temática de las entradas, me explico mejor, la cosa consistiría en que me dejarais un comentario en esta entrada con el tema o sobre lo que queréis que escriba y así será. En caso de que sean muchas las temáticas que propongáis haré un recuento de los temas más votados y escribiré sobre aquellos que se repitan más.

Pues nada, esta es mi propuesta, una nueva iniciativa, espero que os guste la idea y colaboréis. ¡Un saludo enorme a todos!.

martes, 19 de febrero de 2013

CRECEMOS.

De pequeño recuerdas que podías pasarte horas y horas llorando por la mínima tontería, o riendo sin motivo alguno, recuerdas que tenías miedo de dormir sólo porque temías que los monstruos vinieran a por ti y salías corriendo en mitad de la noche a través del pasillo al grito de: “¡Mamá, mamá!”. Ahora invades tu memoria y ves a aquel niño pequeño inocente que vivía ilusionado por la llegada de los Reyes Magos, ese mismo cuya mayor diversión era pasarse las horas jugando con un par de muñecos o un par de compañeros de clase. Recuerdas también la primera vez que te sentiste un niño mayor o cómo suele decirse, un niño grande. Esa vez en la que jugando te haces daño en la rodilla y por primera vez no lloras, o simplemente esa primera vez que le quitas las ruedecitas a la bici y tras cientos de caídas consigues mantener el equilibrio. Sea de una forma u otra ambas terminan igual, tú dirigiéndote a tus padres diciéndoles: “¡Soy un niño grande!”.



Después viene la adolescencia, una época un tanto “complicada” tal vez debido a la inmadurez, a la vez que extraña y nueva por la maduración y los cambios que experimenta el cuerpo al llegar la pubertad, tanto a nivel físico como a nivel mental. Esa época en la que la mayoría nos caracterizamos por no tener personalidad y dejarnos guiar por la masa, hacer lo que hace la mayor parte de la gente. Nos dejamos llevar por el río como todos, a espensas de dónde quiera llevarnos la corriente, y no somos conscientes que es mucho mejor coger un remo y decidir a dónde queremos ir, a dónde nuestra voluntad nos mande. Es en esta etapa dónde muchos empiezan a fumar o a beber y se excusan en la típica frase de “mis amigos también lo hacen”, lo que no saben es que cuando crezcan y lleguen a poco más de la veintena de años de edad posiblemente se hayan convertido en adictos que mantendrán sus dosis periódicas de alcohol y drogas constantemente para “sentirse bien”. Ser reacio a esta actitud es algo que me enseñaron y no me arrepiento de ello en absoluto, pues ahora es lo que veo, justo lo que hace unos años me dijeron que pasaría, gente que semana tras semana queda para alcoholizarse, no critico, para gustos colores, sin embargo yo soy más de un rato de cine con los amigos o de un paseo bajo la luz de la luna, llamadme raro. En esta época de nuestra vida también llegamos a preguntarnos o a pensar que somos mayores, es por ejemplo cuando aparecen esos primeros pelos del bigote o la barba. Entonces, corres a la desesperada a quitártelos y como no, te cortas, pero a ti en ese momento te da igual que te sangre la cara, bah, tú lo que tienes en mente es que te acabas de quitar los primeros pelos de la cara y eso significa que vas creciendo.





Sin apenas darte cuenta te encajas en la época adulta, ya vas rozando los veinte años de edad y comienzas a filosofar, comienzas a preguntarte cosas y sobre todo a valorarlas, a saber lo que de verdad importa. Te das cuenta de que la vida no es nada fácil, es un sendero dividido en dos mitades, una mitad pedregosa, llena de espinas, que se te clavan y te hacen perder la autoestima, te hacen caer, pero que son inevitables y necesarias, pues sin ellas dejaríamos muchas cosas sin aprender, sin ellas no maduraríamos. También ves que junto a las espinas hay una especie de seres que intentan pisarte y pasarte por encima, intentan hundirte, que te deprimas, gente que intenta buscar tu punto débil, algunos darán dónde duele, pero tienes el apoyo de la o las personas que más quieres y eso es lo único importante. Al otro lado del sendero están las rosas, esas cosas que te hacen sentir bien y que te hacen sonreír, se trata de personas, momentos, satisfacciones personales...Y bueno, en esta etapa de tu vida te das cuenta de que has crecido y eres mayor cuando ves que tú cabeza ha cambiado, antes se encontraba vacía y ahora está totalmente amueblada y como suele decirse, con todas las cosas en su sitio. Ya no eres el niño que jugaba con los tazos de los Pokémon, con los cromos de los futbolistas o los Action Man, no. Tampoco eres ese que se afeitaba los primeros pelos del bigote con ansia e ilusión, no. Ahora eres ese adulto que lucha y pelea por forjarse un futuro digno y estable, ese que intenta mejorar y crecer como persona y ese que protege, se siente orgulloso, disfruta y cuida a su familia, amigos y a esa persona que considera única respecto al resto. Te das cuenta de que has dejado de ser ese niño pequeño débil para convertirte en un adulto grande y fuerte. También eres consciente de que creces cuando de verdad eres capaz de distinguir lo que te importa de lo que no, cuando ves que tienes unas metas y unas aspiraciones pendientes, y sabes que a pesar de las múltiples caídas del camino no vas a abandonarlas y vas a pelear por ellas pase lo que pase. También cuando sabes lo que quieres y por supuesto a quién quieres, cuando eres capaz de hacer cualquier cosa por esa persona, porque esa persona es el motivo de tu sonrisa de todos los días, porque una simple mirada sonriente puede producir en ti una sensación enorme de felicidad y alegría. Cuando sabes que la quieres y la admiras y que no habrá nada ni nadie en el mundo que te impida intentar lograr su felicidad, te das cuenta de que lo que llevas dentro es más grande y más fuerte que todo y que nadie evitará eso. Ves también que eres mayor cuando le das valor a los pequeños detalles, los pequeños momentos y pequeñas cosas de la vida que hacen que ésta sea maravillosa. Cosas tan simples como un abrazo fuerte de esos que detienen el tiempo por momentos, o una sonrisa y una mirada de ojos que te hace temblar y te da las fuerzas que necesitas para seguir adelante. ¿Cosas simples?, tal vez, pero cosas que sabes que son esenciales en tu vida, cosas que necesitas en tu día a día para sentirte bien.



Por ahora no puedo seguir opinando o reflexionando acerca de la madurez y los cambios que experimentamos con el paso de los años, pues mi tiempo vivido finaliza aquí. Quién sabe, tal vez dentro de un par de años pueda volver a retomar este escrito y comentar nuevas cosas, hasta entonces, esto es todo lo que puedo ofrecer, así que terminemos esta entrada con un...

"Hasta pronto..."