sábado, 28 de abril de 2012

UN ESCONDITE SIN FINAL.

A veces me pierdo. Me pierdo tan bien que ni siquiera yo puedo volver a encontrarme, ni yo ni cualquiera. Y cuando digo cualquiera quiero decir todos, quiero decir nadie. Nadie me encuentra, nadie me sabe buscar, ni yo mismo. Bueno, tal vez exagere un poco...hay un par de personas que si que podrían encontrarme, pero vamos...prácticamente nadie puede hacerlo. Me pierdo y no lo entiendo. Tardo en volver al mundo, en encontrarle un sentido a la vida, pero la vida no me ha encontrado a mí, y yo no debería buscarla.

A veces, siento que estoy bien cuando estoy perdido, que el lugar de mi mente en el que estoy es bueno, que alguna vez me ayudará a aclararlo todo, a salir de ahí, a escoger el camino adecuado para volver a encontrarme. Otras veces, me vencen las ganas de que vengan a buscarme, me encuentren y me saquen de ahí con sonrisas y cosas que hacen sentir bien, que te ubican por momentos, que te hacen olvidar que hacía un momento te habías perdido.

Sin embargo, eso no quita que siga perdido y siga sin saber cómo encontrarme.





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