jueves, 22 de septiembre de 2016

CUÁNTAS.

Cuántas veces he querido abandonarlo todo, cuántas veces he gritado que no puedo solo. Cuánto buitre, cuánto hijo de puta suelto que ha intentado chuparme la sangre hasta dejarme seco. Si no hay salida, escribo por mi salvación, ya van 22, ya van demasiadas espinas clavadas, espinas que poco a poco resquebrajan el caparazón. Estoy atado de pies y manos, lucho contra los sentimientos que para mí me guardo. Las heridas de verdad nunca se marchan, siempre quedan cicatrices que recuerdan su dolor. Y los errores del pasado nunca se marchan, quedan los pensamientos que se clavan en el corazón. Y yo no puedo ver más allá de mí, siento que estoy perdido en un laberinto del que no puedo salir. Ojalá pudiera volar y así escapar, porque me vuelvo loco y así no lo voy a lograr.

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